El pescado forma parte de la dieta mediterránea y de la alimentación saludable. Tanto el pescado blanco como el azul son excelentes opciones de fuentes de proteínas y otros nutrientes fundamentales. En España tenemos una gran variedad de pescado y muchas maneras de prepararlo, desde la clásica e imbatible fritura andaluza (nadie fríe como los andaluces), hasta al horno, a la plancha o en escabeche.

Pero hoy no vamos a escribir sobre esas modalidades, sino sobre dos modos de “introducir” el pescado para esas personas –niños a menudo, aunque también adultos- que se resisten a comerlo, que no les gusta el pescado, por razones como las siguientes:

  • No les gusta el olor en crudo y por eso lo rechazan incluso cocinado.
  • No les gusta “la apariencia” del pescado (ver cabeza, escamas, espinas, etc.)
  • Comen mal el pescado (les cuesta comer quitando espinas, etc.; no saben utilizar bien los cubiertos de pescado, etc.)

Para ellos tenemos 2 recetas fantásticas, asequibles y fáciles, una de pescado blanco y otra de pescado azul, para que vayan poco a poco cogiéndole el gusto al pescado. Y, por supuesto, utilizando dos de nuestros aceites de oliva virgen extra: Picual para el pescado azul y Arbequina para el blanco.

Albóndigas de pescado blanco

Albóndigas de merluza

Albóndigas de merluza

Un clásico imbatible y que admite giros en función de lo que tengamos de hierbas o especies.

Ingredientes para 4 personas:

  • 750 gr de merluza limpia (puedes ser congelada) (valen otros pescados blancos asequibles, tienen que estar limpios de piel y espinas)
  • 1 huevo
  • Sal, pimienta (opcional: nuez moscada y especies como harissa, curry, canela, etc.)
  • Perejil
  • 1 cebolla grande
  • 1 ajo
  • Agua o caldo de pescado (medio litro aproximadamente).
  • Pan rallado (unos 200 gr)
  • Aceite de oliva virgen extra (nosotros hemos utilizado nuestro Arbequina)

Fundamental: el pescado debe estar descongelado perfectamente. Tanto si es fresco como descongelado debe estar sin agua. Hay que secarlo muy bien o nos será difícil armar las albóndigas.

Se desmenuza el pescado ya seco con la mano y se mezcla con el huevo batido, sal, pimienta o especias y hierbas que escojamos y un puñado o dos de pan rallado.

Hacemos las albóndigas –salen unas 25 de tamaño pequeño-mediano- y las envolvemos en pan rallado y las doramos en AOVE a temperatura media-alta,  que queden selladas y doraditas. Se ponen en un papel secante aparte.

Aparte, en una cazuela, hacemos la salsa. Esto es, pelamos ajo y cebolla y los partimos en trozos pequeños. En AOVE a temperatura media lo sofreímos sin que se queme echándole perejil al final y dejado que se haga (se ablande y dore ligeramente).  Si utilizamos vino blanco, podemos echarlo cuando la cebolla y el ajo ya están hechos –transparente la cebolla y ya un poco doradita- y dejar que se evapore. Entonces –tras el vino o, si no lo echamos, una vez que cebolla y ajo están- vamos añadiendo el agua o caldo en dos o tres tandas y dejando que se consuma dando un meneíto de vez en cuando para que ligue mejor la salsa.

Cuando la salsa está más o menos a la mitad de su volumen (esto es, unos 250 ml aproximadamente), echamos las albóndigas y dejamos que se hagan unos 10 minutos a fuego medio. No hace falta más si las albóndigas son chiquitas o medianas (debe llegarles la salsa a la mitad e ir dando un meneíto durante esos 10 minutos para que se hagan por dentro).

Con patatas o arroz blanco de acompañamiento estas albóndigas de pescado están riquísimas. Si ponemos además algo de verduras -guisantes, por ejemplo- es un plato único fantástico.

Se congelan perfectamente y duran en la nevera unos 4 días sin cambiar el sabor.

Giros (o tuneos) posibles para estas albóndigas: 

  • Envolver las albóndigas con harina cuando no hay pan rallado (aunque no se debe poner harina dentro, sólo fuera de las albóndigas para envolverlas). Si no tienen pan por dentro, no pasa nada, se deshacen más fácilmente pero deben  hacerse con más cuidado.
  • Poner en vez de pan rallado, pan humedecido en nata o leche (poco, 2 o 3 rebanadas): da más cremosidad a la albóndiga, aunque si son de merluza suelen estar ya blanditas y suaves.
  • Poner dentro de las albóndigas una parte de la cebolla y ajo hechos en la cazuela (antes de echarle el vino o agua o caldo, apartar una parte para el pescado) y perejil picado –pero frío, no caliente-. Luego hacer ya las albóndigas con esos ingredientes de la salsa incorporados. Saben más por dentro las albóndigas, esta opción nosotros la hacemos bastante, aunque solemos entonces sofreír 2 cebollas, no una, y hay que echarle un poquito más de pan por dentro para que no se abran porque la mezcla de cebolla, ajo, perejil y el aceite sobre todo hace que esté todo más líquido, más resbalosas para hacer las bolitas y que no se desmoronen. 
  • Para los que de ninguna manera quieren sabor a pescado: echarle un poco salsa de soja a la salsa o de tomate a las albóndigas. Este truquito, y luego poco a poco, ir quitándole la soja otros días que las comamos, es un truco estupendo para aquellos niños que de ninguna manera quieren pescado. Al final los niños comen la merluza, pero hay que «engañarles». 

Rollo de bonito

Rollos de bonito

Rollos de bonito

Ingredientes para 6 personas:

  • 1 kg de bonito (en rodajas, que te lo partan en trozos, luego ya puedes tú desmenuzarlo)
  • 2 cebollas
  • 4 zanahorias
  • Sal y especias
  • Pan rallado
  • Agua (medio litro aproximadamente)
  • Optativo; vino
  • Aceite de Oliva Virgen Extra (nosotros hemos utilizado el Picual)

Desmenuza el bonito (con la mano basta, pero si quieres utiliza picadora, y quita antes las espinas que pudiera tener), ponle sal, las especias (nosotros pusimos pimienta, un poco de canela y harissa), 2 huevos batidos y un puñado de pan rallado.

Haz una especie de croqueta larga, un rollo, de unos 16 cm de largo por 7 cm de diámetro- (en la foto ves cómo es el tamaño), de un kg de bonito te saldrán unas 4. Hay que envolverlas en pan rallado y luego marcarlas en una cazuela con aceite de oliva virgen extra caliente a fuego medio-alto (sellarlas). Las apartas y pones en papel para que no estén muy grasas.

Rollo de bonito

Rollo de bonito

En esa misma cazuela dorar las cebollas y zanahorias, añadir las especias y esperar unos 8 minutos a que cojan colorcito y se ablanden a fuego medio. Luego  echar el vino (optativo), esperar a que se evapore un poco y poner agua cubriendo las verduras. Dependiendo de la dureza de las zanahorias será de media hora a 45 minutos.

Pasar la batidora a la salsa para que quede bien trabada y en esa salsa meter los 4 rollos de bonito para que se hagan a fuego medio (unos 20 minutos basta) con la tapa de la cazuela puesta.

Se pueden congelar perfectamente y duran en la nevera unos 4 días sin perder el sabor.

Se puede comer caliente o frío en verano.

Giros o tuneos del rollo de bonito:

  • Añadir tanto al rollo como a la salsa (o a uno u a otro) una pizca de canela: realza muchísimo los sabores y los niños lo comen mejor
  • Utilizar pimiento verde o rojo, hinojo o puerro para darle otro estilo a la salsa) (o para aprovechar lo que tengas en la nevera). También se puede utilizar tomate porque al bonito le va y como es de fuerte sabor, no lo disfraza (cosa que no ocurre con otros pescados si son blancos, con sabor más delicado: si les pones tomate, sólo saben a tomate).